La ausencia de artículos u opiniones sobre el hecho que la propietaria del grupo Clarín haya adoptado a dos niños hijos de desaparecidos, salvo raras excepciones, es simplemente formidable.
Motivo de escándalo ha sido el suceso de la detención, y no, como debiera ocurrir en un periodismo independiente y objetivo, el hecho de que la distinguida señora, premiada en el extranjero por su defensa de los derechos humanos, hacedora de espectáculos benéficos como Un sol para los chicos, aparezca sospechada de haber cometido tamaño delito.
Con todo, ha sido Joaquín Morales Solá, columnista de La Nación, y fiel escriba del diario Clarín en tiempos de la dictadura, quien ha elevado la hipocresía al grado de arte en un artículo que, bajo el título “Una madre que siempre habló de adopción”, publicó el diario La Nación en su edición del pasado jueves 19 de diciembre.
Tras subrayar las lágrimas que brotaban de los ojos de la señora de Noble cuando, en el invierno de 1976, relató a los empleados de Clarín la adopción de sus hijos Marcela y Felipe, y el injusto dolor que hoy está padeciendo, escribe Morales Solá: “El contexto de 1976 no era el de hoy. Aun las personas que luego formarían la trágica saga de desaparecidos, en aquel año no eran consideradas como tales por ningún argentino que no estuviera en el corazón del poder militar”.
1 comentario:
Recomiendo "La noble Ernetina" de Pablo LLonto.
Publicar un comentario